David Cameron en contra de la codificación

“El primer ministro británico David Cameron quiere que se prohíba la mensajerías codificada”— titulares como este están surgiendo por todos lados. ¿Pero qué ha pasado exactamente?

“El primer ministro británico David Cameron quiere que se prohíba la mensajería codificada” – titulares como este están surgiendo por todos lados, tanto en los principales diarios como en sitios web poco conocidos.

Ah, leer informes como este son un absoluto placer. Las opiniones van desde decir que “Hay que proteger a Gran Bretaña de tragedias como el ataque terrorista en Paris (si se desea, sazonar con un poco de patriotismo y entusiasmo al gusto)”, hasta decir “¡Aaaaaaarg, el final está cerca, queda prohibida la codificación ya! (añade un par de historias de terror distópico a esta mezcla)”.


Curiosamente, nada de esto es cierto. Entonces, ¿qué es lo que pasó exactamente? Nada de nada: Cameron solo hizo una simple pregunta en una de sus conferencias: “¿Queremos permitir que nuestros medios de comunicación personales sean privados hasta el extremo de tener una orden firmada por el ministro del Interior para poder leerlos? Él mismo respondió: no, dijo, no queremos, y nosotros los conservadores deberíamos ganar las siguientes elecciones parlamentarias, de manera que podamos hacer todo lo posible por asegurar que haya una legislación para detener estos malos usos.
Los medios por supuesto han manipulado una y otra vez esta cita para conseguir titulares. Para empezar, Cameron nunca mencionó el tema de la codificación. Pero claaaro, a todos nos gustaría pensar que era esto lo que quería decir. Puedes pensar lo que quieras, pero no es el momento ahora de entrar en pánico.
En segundo lugar, hay una ley horrorosa en Gran Bretaña, que ya se encarga de la codificación. En pocas palabras, si llegas a recibir un archivo codificado, por ley tendrás que proporcionar una clave o algún tipo de decodificación. A nadie le importa si tienes la clave necesaria o no, o si tienes información codificada, pero al no tener la clave correcta cuando se te pida, prepárate para una multa o hasta para ir a la cárcel. Ahora, suma la primera y la segunda y…


Fantaseando un poco. Lo más probable es que no se prohíba la codificación en aplicaciones privadas. Hay maneras más elegantes de hacer esto. Por ejemplo, tener los derechos para ofrecer claves de codificación a servicios secretos (escucha, escucha, Blackberry) y que los usuarios deberían decir no a la privación de protección con codificación (qué tal, Lavabit). También, se debería solicitar a los proveedores de este servicio que almacenen la información anual solo dentro del territorio mencionado o conectar todas las comunicaciones en una misma línea (zdravstvuyte, SORM-2 y la nueva legislación rusa).
Esto está pasando en todo el mundo: fue durante el Acto de Retención de Datos y Ley de Poderes de Investigación 2014 (en inglés: Data Retention and Investigatory Powers Act), donde comenzó esta histeria masiva, y ahora los legisladores están discutiendo la Lucha contra el Terrorismo y la Ley de Seguridad (en inglés: Counter-Terrorism and Security Bill). La retórica detrás de esto se mantiene igual: luchar contra el terrorismo, la piratería y el porno (a esos niveles enfermizos), cazando personas de interés, etc.

Soma

Entonces, ¿qué es todo este alboroto con WhatsApp, Telegram y otros servicios de mensajería seguros? ¿No han tenido ya suficiente con Snowden? ¿Está perfectamente claro que cualquier poder quiera tener todo el control sobre sus ciudadanos? Como dicen en el libro de Un Mundo Feliz: “Solo un centímetro cúbico cura diez sentimientos melancólicos”. ¡Ah!, ni el servicio secreto, ni su creciente empoderamiento ayuda a alcanzar los objetivos principales. Pero no hay noticias sobre esto.
Cory Doctorow ha explicado recientemente por qué la idea de la ‘prohibición’ de la codificación es una idea completamente absurda. Bueno, la historia de la prohibición de las cosas no enseña a defender nada. Un ejemplo obvio, Cameron ha impuesto una regulación de filtros en la pornografía de Gran Bretaña, que entró en vigor el año pasado. ¿Funciona? Bueno, sí, funciona….un poco. En otras palabras….en su mayoría, no.

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