Los cazadores furtivos podrían utilizar Internet para encontrar animales en peligro de extinción

Un cazador furtivo (o un cibercriminal pagado por él) podría violar la cuenta de mail a la que se envían los datos transmitidos por los collares con GPS que llevan los animales en peligro de extinción. Los biólogos y los ambientalistas utilizan estos collares para estudiar el comportamiento de los animales y para monitorizar sus desplazamientos. Si un cazador furtivo consiguiera obtener esta información, podría controlar los movimientos migratorios de los animales (en algunos casos incluso registrar su ubicación en tiempo real) y luego cazarlos.

Reserva

La historia que estamos a punto de contaros es un ejemplo de buen funcionamiento  de la seguridad informática; por otro lado, cuenta una nueva manera de ganar dinero por Internet mediante actividades ilegales.

Un cazador furtivo (o un cibercriminal pagado por él)  podría violar la cuenta de mail a la que se envían los datos transmitidos por los collares con GPS que llevan los animales en peligro de extinción. Los biólogos y los ambientalistas utilizan estos collares para estudiar el comportamiento de los animales y para monitorizar sus desplazamientos. Si un cazador furtivo consiguiera obtener esta información, podría controlar los movimientos migratorios de los animales (en algunos casos incluso registrar su ubicación en tiempo real) y luego cazarlos.

El pasado septiembre, el periódico The Times of India publicó un artículo sobre el tema: algunos hackers intentaron entrar en la cuenta mail que contenía toda la información transmitida por el “Iridium GPS Satellite Collar”, el tipo de collar llevado por un tigre de la reserva de Panna Tiger, en el estado de la India central de Madhya Pradesh.

Como en muchos incidentes informáticos, también en este caso no se conocen los detalles o los autores del ataque. De todas formas, gracias a este artículo la opinión pública se enteró de una nueva amenaza que antes no conocía.

El mes siguiente, también el National Geographic publicó la noticia pero con más detalles. Un hacker (o tal vez un spambot o un botnet) obtuvo las credenciales de la cuenta mail que pertenece a una de las tres personas que tienen acceso a la localización GPS del tigre. Durante cinco meses, el collar del tigre envió las coordenadas GPS a la cuenta mail; durante los primeros tres meses, la información se actualizaba cada hora, en los dos meses siguientes cada cuatro horas. Luego se descargó la batería del collar y se perdió la señal. No es difícil intuir que toda esta información pueda ser importante para un cazador furtivo que gana dinero matando a animales en peligro de extinción.

Por suerte, el servidor que gestiona la cuenta mail notó que algo no iba bien. La oficina de la persona que se ocupa de monitorizar los movimientos del tigre de la reserva se encuentra en Dehradunm, en India. Mediante la dirección IP, se detectó que el intento de acceso no autorizado a la cuenta mail llegaba dese Pune, una localidad indiana que dista centenares de kilómetros de Dehradunm. Gracias a esta irregularidad, el servidor bloqueó el acceso. Afortunadamente, las medidas de seguridad evitaron que un cazador consiguiera matar a un animal en peligro (o por lo menos, bloquearon el acceso no autorizado a una cuenta mail).

El responsable del programa de monitorización de la reserva, el doctor Krishnamurthy Ramesh, en una entrevista al National Geographic declaró que los hackers, aunque hubieran conseguido acceder a la cuenta, no habrían podido robar los datos que necesitaban.

“Los hackers solo habrían visto números y símbolos raros”, afirmó Ramesh, o sea que los datos estaban protegidos por un sistema de encriptación.  Además, para descifrar estos datos haría falta un software especial y un producto específico para sacar la información de los collares.

“La tecnología nos ayuda muchísimo aquí en la reserva de Panna y, de hecho, la población de los tigres ha crecido gracias a estas tecnologías y herramientas de monitorización”, concluyó Ramesh.

 

Consejos