Ordenadores en el espacio

Hoy es el Día Internacional del los Vuelos Tripulados en el Espacio y, por este motivo, hemos decidido hablaros sobre los ordenadores en el espacio: cómo son, qué hacen y

Hoy es el Día Internacional del los Vuelos Tripulados en el Espacio y, por este motivo, hemos decidido hablaros sobre los ordenadores en el espacio: cómo son, qué hacen y por qué necesitan estar protegidos.

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El nivel de informatización de las naves espaciales está en continuo crecimiento, al igual que otros muchos aspectos de nuestra vida. Los enormes paneles de control se están reemplazando por ordenadores portátiles, conectados a la red de la Estación Espacial Internacional, los cuales permiten a la tripulación acceder a los datos que necesiten durante el vuelo. Por supuesto, no son ordenadores portátiles corrientes como el de cualquier usuario, tienen algunas funciones realmente fascinantes.

Diseño

Cualquiera que vea un panel de control por primera vez no quedará impresionado. Es una caja metálica con un par de enchufes. ¡Nada más! Sin USB, reproductor e, incluso, a veces no tiene ni teclado. El motivo de esta sencillez es que la fiabilidad del sistema es la máxima prioridad. Gracias al diseño modular, se puede reemplazar fácilmente cualquier componente. Además, permite un mantenimiento rápido y fácil, esencial para el equipamiento de la aeronave ya que la radiación espacial afecta a los aparatos electrónicos e interfiere en su funcionamiento.

Rendimiento

El tipo de hardware más usado en la Estación Espacial Internacional es Intel 80386SX, el cual se usaba en los ordenadores domésticos hace veinte años. Su rendimiento es bastante ordinario comparado con los procesadores modernos. Sin embargo, se pueden realizar las tareas básicas en el espacio sin ningún problema.

La razón principal por la cual los ordenadores espaciales están “obsoletos” se debe a la gran cantidad de tiempo que se necesita para crear uno. A veces, incluso décadas. En la lista de objetivos de la futura expedición se incluye un nuevo ordenador, fabricado con última tecnología. No obstante, los CPU antiguos tiene otra ventaja: no necesitan mucha energía y en el espacio cada vatio cuenta.

Cuanto más simple, mejor

Aunque las naves espaciales sean máquinas muy complejas y sofisticadas, su sistema de control es bastante sencillo. Consiste en unidades básicas que pueden realizar un número limitado de operaciones. Cuanto menos pueda realizar el módulo, más estable y fiable será y, en consecuencia, más fácil de resolver cualquier problema que pueda surgir.

El software también debe ser predecible. Los sistemas operativos de tiempo real que se usan, no dejan mucho espacio a la “especulación”. Esto asegura una respuesta instantánea del sistema. A diferencia de Windows, que tiende a “pensar” durante un tiempo, el SOTR no malgasta el tiempo en eso. Además, el software específico de las naves espaciales también está diseñado para no malgastar recursos del sistema.

Importancia de los datos

Las expediciones espaciales son realmente costosas, sin importar si están tripuladas o no. Conllevan mucho tiempo, dinero y recursos humanos. Incluso el mínimo fallo técnico que suponga la pérdida de datos supone que todo el esfuerzo invertido se vaya a la basura. Para evitar esto, los ordenadores espaciales necesitan numerosos sistemas de copias de seguridad. A menudo, se utilizan diferentes tipos de almacenamiento. Los sistemas no difieren mucho de los backups que hace un usuario ordinario de sus fotos o películas favoritas.

Nuevos tiempos

Cada miembro de la tripulación de la Estación Espacial Internacional tiene un portátil Lenovo ThinkPad, que puede conectarse a diferentes sistemas de la estación.

Gracias a la última tecnología, los astronautas pueden navegar en Internet y hablar con su familia. No obstante, el canal de comunicación está protegido frente a los peligros de la Red. Además, se usa un ordenador diferente para estas tareas. Toda precaución es necesaria. En un vuelo de 2007, se descubrió un malware, llamado “Gammima”, en el portátil de uno de los astronautas. Los ordenadores no estaban protegidos por un antivirus, pero, después del incidente, la NASA empezó a considerar que era necesaria una solución de seguridad para los equipos.

 

 

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