Cómo detener a los fisgones que espían a través de webcams

Si piensas que esta amenaza no es real, pregúntale a “Miss Teen USA” 2013, cuya cámara web fue hackeada y utilizada para hacerle fotos desnuda

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Las Webcams permiten conectarte cara a cara con tus familiares, amigos y partners desde cualquier parte del mundo. En la última década, se ha vuelto tan omnipresente, que el fenómeno de ver a alguien al mismo tiempo que hablas con él a decenas o miles de kilómetros de distancia, ha pasado de ser una utopía a una realidad. Esto es posible gracias a tu Smartphone, y está al alcance de todos.

Pero tú no eres el único que puede utilizar la webcam de tu ordenador. Los hackers con programas como Blackshades, contra los cuales se han tomado medidas enérgicas a principios de este año, pueden entrar en tu ordenador y utilizar la cámara. Si crees que esto no es real, pregúntale a “Miss Teen USA” 2013, cuya webcam fue hackeada y utilizada para hacerle fotos desnuda.

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Si piensas que esta amenaza no es real, pregúntale a “Miss Teen USA” 2013, cuya cámara web fue hackeada y utilizada para hacerle fotos desnuda.

Existen muchas personas que no tienen miedo del espionaje que se da a través de webcams – nuestra encuesta indica que más de la mitad de los usuarios no protegen su webcam. Sin embargo, casi el 40 por ciento cubre sus webcams con cinta adhesiva, una venda o cosas similares. No obstante, hay formas mejores de proteger tu privacidad. Los sistemas de protección de antivirus fuertes, protegen contra las últimas amenazas de malware – incluyendo las invasivas, como aquellas que vuelven las webcams en contra de los usuarios.

Kaspersky Internet Security hace que esto sea imposible gracias a que alerta al usuario cuando una aplicación intenta acceder a la webcam y sólo tiene configurados permisos que permiten a ciertos programas, como Skype o Hangouts, tener acceso a la cámara. De esta forma, niega el acceso a otros, a menos que el usuario haya concedido expresamente permiso para utilizarla.

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Una buena noticia para aquellos que hayan usado alguna vez su ordenador portátil en su dormitorio – es decir, casi todos nosotros.

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