Buenos hábitos de seguridad para todos

Los usuarios ciber-eruditos poseen una variedad de buenos hábitos que les protegen on-line y off-line. ¿Cuáles son estos hábitos?

¿Te consideras un ciber-erudito? ¿Has estado tan inmerso en la vida online, que ya no sabes qué es real y qué no?

Hemos decidido recientemente realizar una prueba de nivel en ciber-cultura a nuestros lectores (dadnos un respiro, ¡no podemos analizar amenazas todo el tiempo!), solo para saber que la cantidad de usuarios web que podemos definir como realmente “eruditos”, es sorprendentemente baja.

Por ejemplo, si os ofreciésemos a 100 de vosotros, 4 capturas de pantalla de la página principal de Facebook con la que os sintierais lo suficientemente seguros como para iniciar sesión, según nuestra investigación, solo 24 de vosotros elegirías la correcta. Los 76 restantes elegirían la página de phishing, cediendo sus credenciales a cibercriminales – ¡y esto es solo una simple pregunta!

Pero claro, cabe mencionar que la habilidad para distinguir una página web fiable de una falsa, o un email fiable de un mensaje de spam, no es el único criterio para definir el conocimiento cibernético. Un usuario ciber-erudito posee una variedad de buenos hábitos. Por ejemplo, descargar archivos desconocidos de páginas web turbias es un mal hábito, mientras que verificar el sistema operativo por si hubiera vulnerabilidades y actualizarlo regularmente para evitar virus, es un buen hábito.

Crear copias de seguridad de tus datos es un buen hábito, mientras que dar a conocer mucha información en tus redes sociales, es un mal hábito. Es un mal hábito utilizar contraseñas débiles y tenerlas apuntadas en un pedazo de papel, mientras que instalar aplicaciones nuevas o software sin pensártelo dos veces, sin ver el acuerdo de licencia y los derechos de acceso, es incluso peor. La alfabetización cibernética es la base de la seguridad de la información y si la sigues, puede proteger tus datos, privacidad, dinero o incluso tu dispositivo.

En un entorno real por ejemplo, todos, en cierta manera, seguimos las leyes de la auto preservación, y no se te ocurriría: terminar en un gueto en la oscuridad de la noche; darle el código PIN de tu tarjeta de crédito a cualquiera que te preguntara; o dejar tu llave puesta en la puerta. Estos hábitos son tan naturales como la habilidad de escribir o leer, y, aparte de raras excepciones, la mayoría de la gente no actúa por instinto al tomar estas decisiones en seguridad.

Mientras crecemos, el instinto de auto-preservación se desarrolla y la falta de cuidado que vemos en los niños desaparece y se reemplaza por un instinto inevitable de precaución. Sin embargo, en Internet, este instinto deja de funcionar por alguna razón, y mucha gente deja de darle importancia, como cuando son niños, pensando que nada podría ir mal. Nuestra encuesta demostró que hay mucha gente que cae en la trampa. Ninguno de los 18.000 encuestados recibió la nota más alta posible del test, y de media, solamente eligieron las opciones más seguras en el 50% de los casos.

El mundo de la tecnología está evolucionando a través de cambios tectónicos y medidas drásticas, y la conciencia del humano no puede seguir el ritmo. Algunos aún creen que las ciberamenazas son ficción, otros están seguros de poder resistirse fácilmente y otros simplemente las dejan estar.

Es como cruzar la calle con el semáforo en rojo sin girar la cabeza a ambos lados. En realidad, las amenazas cada vez son más frecuentes y sofisticadas, por lo tanto las posibilidades de tener suerte en Internet, están disminuyendo. Los cibercriminales lo saben y cuentan cada vez más con esta naturaleza humana: siembran la posibilidad en gente que no ha hecho nada o que no notan nada sospechoso y finalmente sueltan un virus en sus máquinas.

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto? Una persona tan paranoica como yo puede dar una sola respuesta: si no percibes el peligro no quiere decir que no lo haya. En cuanto entiendas que un poco más de cautela no hace daño a nadie, quedarás a salvo de serios problemas, como perder la única copia de las fotos de la infancia de tu hijo, tu novela sin terminar filtrándose online o un robo masivo de tu dinero desde tu cuenta bancaria.

Y como es lógico, se debe utilizar un software de confianza para proteger todos tus dispositivos: tu antivirus debe ser actualizado regularmente y debes escanear tus archivos de vez en cuando. Si reacciona violentamente contra alguno de tus programas, simplemente confía y no lo desactives solo porque sea molesto (como lo hace un 19%). ¡No hagas la vida de los cibercriminales más fácil!

Si quieres saber cómo ciber-ilustrarte, ¡haz clic aquí!

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