El dilema del ciclo de vida de los productos conectados

Los ciclos de vida de producto largos aportan sostenibilidad; los cortos son más sencillos en términos de asistencia técnica. ¿Cuál deberías elegir?

¿Cuánto debería durar el ciclo de vida de un producto? Evidentemente, depende mucho del producto: las personas suelen conservar sus coches durante años o incluso décadas, mientras que un cepillo de dientes dura por lo general solo un par de meses.

Ahora bien, añadamos otra dimensión: ¿cuánto debería durar el ciclo de vida de un producto conectado? Debido al constante aumento del uso de los productos conectados, responder a esa pregunta resulta menos evidente y más complicado. El profesor Ross Anderson de la Universidad de Cambridge abordó este tema en su charla durante el 36C3 (la 36° edición del Chaos Communication Congress), y quisimos detenernos en ella con mayor detalle.

El dilema del ciclo de vida de un producto conectado

Los productos sin acceso a Internet son mucho menos propensos a hackeos o a usos inapropiados en contra de sus propietarios. Desde un punto de vista de seguridad informática, eso significa que los productos que no son “inteligentes” o no están conectados no requieren tanta atención.

Los productos conectados son diferentes; necesitan protección durante todo su ciclo de vida. En algunos casos (los coches, por ejemplo), la seguridad y la protección van de la mano. ¿Recuerdas cuando hackearon un Jeep? Eso es lo que puede suceder con los productos conectados, y puede poner en riesgo tu vida.

Sin embargo, para proteger los productos se requiere una asistencia técnica y unas actualizaciones regulares de software. Las actualizaciones deben ser oportunas y cada producto requerirá una cantidad determinada de personas. Y, dado que los negocios suelen presentar nuevos productos con una frecuencia cada vez mayor, es probable que pronto necesites un equipo de seguridad solo para que todo siga funcionando.

Por tanto, la respuesta parece sencilla: el ciclo de vida de un producto conectado debería ser lo más corto posible. Por ejemplo, como los smartphones, que no suelen durar más de 3 años. Algunas empresas dejan de generar parches para sus smartphones después de un año o dos y otras simplemente se olvidan de ellos tras su lanzamiento. Pero eso genera otro problema: la sostenibilidad.

¿Qué tiene que ver el carbón con el ciclo de vida del producto?

Los consumidores preocupados por el medio ambiente suelen optar por productos ecológicos, siempre que sea posible, claro; pero eso se va por la borda con el modelo de “lo más corto posible”. Cada producto tiene una huella de carbono.

Tus productos conectados deberían ser ecológicos, eso queda claro. ¿Pero qué es lo ecológico? No basta con reducir el consumo de combustible o de electricidad de un producto; en la mayoría de los casos, comprar un nuevo producto “más ecológico” produce un daño mayor al planeta que conservar uno viejo y no tan ecológico. Por ejemplo, un coche convencional emite menos dióxido de carbono durante su vida útil que el que se genera durante su producción. Y la fabricación de un smartphone requiere casi 10 veces la energía total que el teléfono consume durante su vida útil.

En esencia, eso significa que, para estar del lado ecológico, todos debemos reducir al mínimo las compras de teléfonos y coches. Por lo tanto, para ayudar a salvar nuestro planeta, el ciclo de vida del producto debe ser lo más largo posible.

No es difícil identificar la contradicción: el ciclo de vida de un producto conectado debe ser corto para reducir los costos al mínimo y debe ser lo más largo posible para proteger el planeta. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Cómo resolver el dilema del ciclo de vida

Este problema, que parece imposible, puede tener una solución. Puedes recortar los coste de asistencia técnica no solo acortando el ciclo de vida del producto, sino mejorando también su seguridad desde el principio. Nos referimos a la seguridad por defecto. Un producto seguro es menos propenso a necesitar actualizaciones regulares para cerrar las vulnerabilidades, lo que significa que requerirá menos ayuda durante su ciclo de vida.

Por supuesto, hacer que algo sea seguro por defecto se dice muy fácil. Esto exige crear productos sobre un fundamento de seguridad; por ejemplo, usa KasperskyOS, nuestro sistema operativo de micro-core con una propiedad de denegación predeterminada, lo que significa que solamente permite acciones aprobadas de modo explícito, y nada más. Eso no deja mucho espacio para vulnerabilidades, puesto que una vulnerabilidad es generalmente la capacidad de realizar acciones que nunca previeron los desarrolladores del dispositivo.

Los sistemas con seguridad por defecto, como KasperskyOS, te permiten construir productos conectados que pueden tener un largo ciclo de vida debido a los bajos costes de asistencia técnica. Además, los largo ciclos de vida del producto hacen que tu empresa sea sostenible desde el punto de vista ecológico. Problema resuelto.

Si deseas saber más sobre la seguridad por defecto y KasperskyOS, visita su página web exclusiva.

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