Google Glass y la privacidad del consumidor

Si creemos todo lo que leemos en las noticias, parece ser que Google ya ha lanzado sus gafas inteligentes (o como se llame a esta nueva categoría de ordenadores faciales).

Si creemos todo lo que leemos en las noticias, parece ser que Google ya ha lanzado sus gafas inteligentes (o como se llame a esta nueva categoría de ordenadores faciales).

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Este proyecto de Google ha originado diferentes especulaciones y debates. Para algunos, estas lentes tan caras representan una nueva tecnología innovadora y vanguardista. Para otros, las Google Glass son un ejemplo denigrante de cómo la sociedad necesita, cada vez más, nuevas formas de conectarse y de la obsesión creciente por pagar precios desorbitados por un nuevo “gadget”, sin importar lo ridículo que sea.

¿Conocéis otro objeto que refleje, a la perfección, el espíritu de esta década mejor que lo hacen las Google Glass? Estamos hablando de un par de lentes electrónicas, ajustadas a nuestras orejas (como casi todas las gafas) con un pequeño ordenador en frente del ojo humano. Digamos que se parecen un poco a las gafas que llevaba el ingeniero espacial en la serie Star Treck: La Nueva Generación, Geordie La Forge.

No olvidemos que Kaspersky Lab es un blog sobre seguridad informática así que, hoy, queremos hablaros sobre las consecuencias en términos de seguridad que acarrear este objeto. Sin tener en cuenta la opinión personal de cada uno, todo el mundo (a excepción de Eric Schmidt, Larry Page y Sergey Brin) está preocupado por los efectos de las gafas Google en la privacidad del consumidor.

Las Google Glass podrán ser un “punto y aparte” para la privacidad del consumidor. Lamentablemente, estas lentes supondrán la gota que colma el vaso en este aspecto.

En la ciudad estadounidense Seattle, ya hay un bar (5 Point) que ha publicado que no permitirá entrar a nadie que lleve puestas dichas gafas. Aparentemente, este establecimiento es un lugar discreto donde los clientes van a tomar una copa sin que nadie les moleste o les saque fotos, sin importar si es una cámara de los años 80 o unas gafas de última generación.

Sin restar importancia a la preocupación por la privacidad personal, la mayoría de las compañías tecnológicas no se interesan por este tema. No obstante, los derechos de autor y la violación del copyright sí levantan ampollas. Si os parece exagerada la decisión tomada por el establecimiento en Seattle, esperad a ver la postura que toman, por ejemplo, organizaciones como la Liga Nacional de Fútbol Americano o Hollywood, quienes se toman muy a pecho la reproducción, sin consentimiento, de sus productos. La realidad es que es bastante sencillo grabar una película o un concierto sin que nadie se dé cuenta y especialmente ahora que Google ha lanzado al mercado sus gafas inteligentes.

De todos modos, este ejemplo solo es un pequeño detalle si tenemos en cuenta que  Google puede rastrear nuestra localización o monitorizar nuestro comportamiento online; hecho realmente preocupante desde el auge de los smartphones y ordenadores portátiles.  Las gafas de Google serán un antes y después en el ámbito de la privacidad del consumidor, ya que esta compañía u otra cualquiera podrá conocer todo lo que vean las personas que lleven puestos estos dispositivos.

 

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