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Las cookies son archivos que contienen pequeños fragmentos de datos (como nombre de usuario o contraseña) que se intercambian entre un equipo de usuario y un servidor web para identificar usuarios específicos y mejorar su experiencia de navegación.

Por ejemplo, gracias a las cookies los sitios web reconocen a los usuarios y recuerdan su información de conexión o sus preferencias como noticias sobre deportes en lugar de sobre política.

Los sitios de compra utilizan cookies para hacer un seguimiento de los elementos que los usuarios han visto anteriormente, usarlos para sugerir otros que les podrían interesar y guardar los elementos en el carrito de la compra mientras continúan comprando.

Las cookies se crean cuando los usuarios visitan un sitio web nuevo y el servidor web envía un pequeño flujo de información a sus navegadores web. Esa cookie se envía solo cuando el servidor quiere que el navegador web guarde la cookie. En ese caso, recordará la cadena nombre=valor y la reenviará al servidor con cada solicitud de seguimiento.

Si un usuario vuelve a ese sitio en el futuro, el navegador web devuelve los datos al servidor web en forma de cookie.

El nombre de "cookie" viene de "magic cookies," término acuñado por el programador de navegadores web Lou Montulli. Los términos hacen referencia a paquetes de información que se envían y reciben sin cambios. La analogía con el término utilizado en inglés para galleta (cookie) es pura coincidencia, pero viene muy bien al caso.

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Hay muchos tipos de cookies

Con algunas variaciones, las cookies pueden ser de dos tipos en el mundo cibernético: de sesión y persistentes. Las cookies de sesión se utilizan solo cuando se navega por un sitio web. Se almacenan en una memoria de acceso aleatorio y no se copian nunca en el disco duro.

Cuando finaliza la sesión, las cookies se borran automáticamente. Sirven también para mejorar el funcionamiento del botón "atrás" o los complementos de anonimato de terceros. Estos complementos están pensados para el funcionamiento de determinados exploradores y ayudan a mantener la privacidad del usuario.

Las cookies persistentes se quedan en el ordenador de forma indefinida, aunque muchas incluyen fecha y se eliminan automáticamente al llegar esa fecha.

Este tipo de cookies se utilizan con dos fines:

  • Autenticación: registran si un usuario ha iniciado sesión y con qué nombre. También optimizan la información de inicio de sesión para que los usuarios no tengan que recordar las contraseñas de sitios.
  • Seguimiento: registran varias visitas a lo largo del tiempo. Algunas páginas dedicadas a la venta, por ejemplo, utilizan cookies para registrar visitas de usuarios concretos, que incluyen las páginas y productos vistos. La información que obtienen les permite sugerir otros objetos que podrían ser del interés de los visitantes. Poco a poco, se crea un perfil basado en el historial de navegación de un usuario al sitio.

Ojo con las cookies de terceros

Las cookies de terceros son más problemáticas. Su origen está en sitios web distintos de los que están visitando los usuarios en ese momento, normalmente porque están vinculadas a anuncios de esa página.

Visitar un sitio con 10 anuncios genera 10 cookies, aunque los usuarios nunca lleguen a hacer clic en esos anuncios.

Las cookies de terceros permiten a las empresas de publicidad o de análisis realizar un seguimiento del historial de navegación de una persona por toda la web en cualquier sitio que tenga sus anuncios. Es decir, un anunciante podría determinar que un usuario buscó ropa deportiva en una tienda general antes de mirar en un sitio de artículos deportivos específico y, a continuación, en una tienda exclusivamente de ropa deportiva online.

Algunas cookies de terceros pueden ser zombis. Las cookies zombis se instalan de forma permanente en los ordenadores de los usuarios, aunque elijan no instalar cookies. Además, vuelven a aparecer tras ser eliminadas. La primera vez que aparecieron cookies zombis, se crearon a partir de datos almacenados en la papelera de almacenamiento de Adobe Flash. En ocasiones denominadas cookies flash, son muy difíciles de eliminar.

Al igual que otras cookies de terceros, las empresas de análisis web pueden utilizar las cookies zombis para realizar seguimientos de los historiales de navegación únicos de las personas. Los sitios web podrían utilizar las zombis para impedir el acceso a usuarios concretos.

Las cookies no son peligrosas de por sí

Dado que los datos de las cookies no cambian, las cookies en sí no son peligrosas. No pueden infectar ordenadores con virus ni otro tipo de malware, pero algunos ciberataques secuestran las cookies y, por lo tanto, las sesiones de navegación. El peligro está en su capacidad de hacer un seguimiento de los historiales de navegación de las personas. Este comportamiento al estilo de "Gran Hermano" puede generar cierta preocupación por la seguridad.

Permitir o eliminar cookies

Para optimizar la navegación, los usuarios pueden ir a la sección de cookies (normalmente en Configuración, Privacidad) y hacer clic en las casillas para permitirlas. A veces, la opción indica: "Permitir datos locales". Kaspersky ofrece instrucciones detalladas para eliminar cookies de los navegadores web más conocidos.

Eliminar cookies normales es fácil, pero podría dificultar la navegación de determinados sitios web. Sin cookies, los usuarios tendrían que volver a introducir sus datos en cada visita. Cada navegador almacena las cookies en un lugar diferente, pero la sección Configuración, Privacidad (incluida a veces en Herramientas, Opciones de Internet, o Avanzado) es la más común. Hay opciones disponibles para gestionar o eliminar cookies.

Antes de eliminar cookies, analice la facilidad de uso que se espera de un sitio web que utiliza cookies. En la mayoría de los casos, las cookies mejoran la experiencia de la web, pero hay que tratarlas con cuidado.

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